MAESTRO ARNAU SARRÀ SOLER
   
  Maestro Arnau Sarrà Soler
  Entrevista al Maestro
 

ENTREVISTA REALIZADA AL MAESTRO ARNAU SARRÀ
REALIZADA POR CATHERINE BERNALES L.

Esta entrevista fue realizada ya que el maestro es ex Alumno del Colegio The Kent School como personalidad destacada egresada del Colegio el cual se encuentra en el fotolog del Colegio en Entrevistas y reportajes del mes de marzo de 2008, http://www.kentschool.cl/blog/


“ANTES CONSTRUIA CASAS, AHORA CONSTRUYO VIDAS”




“ANTES CONSTRUIA CASAS, AHORA CONSTRUYO VIDAS”

Por Catherine Bernales L.

El 21 de octubre de 2001, Arnau Sarrá Soler dejó de ser el mismo. Aunque ya lo venía experimentando desde pequeño, fue en el Seminario del psiquiatra estadounidense, Brian Weiss, donde alcanzó el estado de “iluminación”.
A partir de aquel momento, renunció a directorios y empresas para dedicarse por entero a la enseñanza del autoconocimiento, al servicio de Dios y al Tao-Zen.
Hoy el fundador de la Orden Somos se ha  ganado el reconocimiento de guías espirituales y organizaciones internacionales, quienes le han adjudicado diversos títulos, entre ellos, el de sanador, guía y Maestro Espiritual y del Entendimiento (Rabbi Binah).

 

Pláticas con té verde y pantuflas

Locación: Casa Somos, Calatayud 396, La Reina .
Son las cinco pm y hace mucho calor. Me bajo del auto, cierro, saludo, miro, me impacto y entro. Luego intercambio mis sandalias por un par de pantuflas, avanzo, me siento y aguardo por un té verde. Ahora sí, REC.

Fue a los siete años cuando sus primeras vivencias le incrustaron arbitrariamente el pensamiento sin explicación y consentimiento alguno. El discernimiento era complejo y optó por olvidar lo inolvidable. “Tenía recuerdos y flashazos de vidas anteriores que me complicaban mucho desde pequeño, además, hablar de estas cosas en esa época era raro, poco menos que era un loco, un demente”, recuerda con humor.

  Dejo que la grabadora me cubra unos segundos para observar a mi personaje. Me enfrento a un universo incapaz de fraccionar: melena castaña y frondosa hasta los hombros; cejas bien colonizadas posicionadas en punta, estilo vértice; barba y bigotes a juego con sus cabellos ondulados y, por último, los ojos. Estos no fallan, se componen de una elipse profunda e indefinido color. No sé si marrón intenso, azul marino o negro azulado y bien lustroso; creo que tiene el iris azul…es místico e imponente.

  Posterior a la pausa y retomando su infancia de memorias ipso factas, nos remontamos al KENT donde ingresó desde muy temprana edad por sencilla sucesión, es decir, su padre había estudiado en el Colegio y sus abuelos eran bastante amigos de Alejandro Tarragó. Compartían la experiencia de haber llegado de España a eso de principios de los cuarenta, eso sí que en barcos distintos.

“Mi abuelo murió cuando era muy niño, así que Tarragó pasó a ser mi “abuelo putativo”. El era un ser extraordinario, uno de los grandes maestros que he tenido, un ser absolutamente integral con una característica muy particular: tenía el complemento perfecto de saber muchas cosas a nivel de conocimiento, pero tenía una sabiduría interior de vivencias, de experiencias de vida extraordinarias, y eso lo aplicaba en todo lo que sabía”, relata.

  Y como buen “abuelo putativo”, Alejandro Tarragó le enseñaba el idioma de sus raíces: el catalán. “Yo todos los días le entregaba una composición en catalán y él me la corregía siempre en el primer recreo. En el fondo, además de todas sus labores como director se daba el tiempo para revisarme diez minutos mi tarea adicional”, menciona todavía incrédulo.

  Pero a parte del catalán, el inglés y los demás ramos, el ex alumno adquirió ese gusto particular por aprender a cuestionarlo todo de manera respetuosa y autodidacta, hurgando más allá de lo convencional y, aunque las notas sí eran importantes, más valioso para él era el desarrollo personal que el KENT proporcionaba a cada estudiante.

“Nos enseñaron a ser honestos, es más cuando alguien hacía una embarrada, Tarragó formaba al Colegio entero y de los cuatrocientos alumnos, nadie era capaz de mentirle. O sea, a cualquiera se le hubiera caído la cara de vergüenza de mentirle a Don Alejandro”, enfatiza con las manos.

  Con el pasar de las palabras, la plática se vuelve muy distendida, sobre todo, por los colores anaranjados y el sabor acogedor del entorno, instante óptimo para subrayar frases interesantes.

“Doña Amelia Tarragó fue para mí una de las personas que vino a traspasar ese espíritu kentiano luego del fallecimiento del director (…) La otra que era una academia fue miss Sheila. Cuando nos tocó ir de viaje de estudios fuimos con ella, y eso que era profesora de básica y nosotros alumnos de media. Había un cariño intrínseco…más tarde asistí a su funeral”.

Estudios sincrónicos y un vuelco cósmico

 

Al egresar del KENT, el Rabbi Binah, como le llaman algunos, optó por los números y la Ingeniería Civil en Obras Civiles. Durante su etapa universitaria, se adentró paralelamente en el Kung Fu y el Zen (filosofía de vida donde todas las artes marciales basan su piedra angular). Sin embargo, para participar en la Escuela de Kung Fu Cinco Lunas era primordial contar con ciertas características especiales. “No era entrar así como así por elección propia, te observaban y analizaban durante algún tiempo”, afirma.

— ¿Qué se obtiene con la práctica del Zen?

— La idea es alcanzar el equilibrio interior para que tú tengas el control de tu vida y no seas víctima de las circunstancias, pues el ser humano habitualmente es víctima (…)Así no vas a ser feliz nunca, necesitas trabajar tú en tu interior para ver qué cosas están en desequilibrio y qué cosas están bien. Ahora, si además pasan esas cosas qué tú esperas, mejor, te sacaste el loto.

Simultáneamente a sus estudios, el extravertido ingeniero siguió las etapas convencionales de la vida. Se tituló, se casó, tuvo hijos, puso su constructora y fue independiente por diez años. Incluso trabajó en el Servicio de Salud Metropolitano Norte a cargo de la infraestructura de los hospitales.

  No obstante, no fue hasta el 21 de octubre de 2001 en Santiago, cuando experimentó un vuelco radical en su vida. Mientras asistía a un seminario dictado por el psiquiatra estadounidense, Brian Weiss, se sumergió en una regresión grupal donde alcanzó, según él, el estado de “iluminación”.

— ¿En qué cosiste dicho proceso?

— Es una percepción muy especial en que la forma de ver el mundo cambia absolutamente y todo como era hasta ahora, ya no lo es. La concepción del universo cambia— explica a grandes rasgos.

  Al día siguiente de aquella experiencia, el kentiano drásticamente decidió desprenderse de la ingeniería, la constructora y todo, para dedicarse a la enseñanza y ayuda de las personas. Tal como lo sintetiza el mismo: Antes construía casas, ahora construyo vidas.

¿Quiénes SOMOS?

Fue así como empezó a dictar charlas, seminarios, cursos, asesorías y a practicar las sanaciones. Creó la Orden Somos (2003), movimiento donde se imparten los más diversos talleres, métodos y disciplinas para alcanzar la sanación y el autoconocimiento.

  Del mismo modo, implementó la Escuela de Tao Zen como forma de vida y desarrollo personal, donde se extrae lo mejor de las diversas tradiciones espirituales. En este sentido, explica que el término Tao refleja al espíritu y el vocablo Zen, al sendero. En otras palabras, “el sendero del espíritu” para la ascensión e iluminación.

“Yo mezclé dos cosas que en Oriente están absolutamente disociadas: el Tao y el Zen. Por ejemplo, los taoistas se llenan de divinidad y los zenistas se vacían de elementos que van trastornando su vida. Yo mezclé ambos porque cuando tú te vacías, te llenas de divinidad. Además si dejas el Zen a medias puede quedarte un gran vacío en tu vida”, aclara.

Hoy con veinticinco años de experiencia en el tema, basa sus tratamientos aplicando todo lo aprendido, es decir, la ingeniería, los campos electro magnéticos, las ondas y las técnicas científicas corporales y energéticas milenarias.

  Su trayectoria en este ámbito le ha valido el reconocimiento de varios países, organizaciones y órdenes.

  Lo han distinguido como un Al Zahir dentro de los sufís (místicos árabes islámicos); como el Gurú Ji, por los Gurús de la India, y como la encarnación del sexto Gurú Sikh, Har Gobind (dentro de esta corriente hay diez importantes gurús indios de la historia). Asimismo, pertenece a distintas órdenes en México y España, y es coordinador del Cono Sur para la Orden Genizahr Geburah en países como Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay, Perú y Chile.

La tertulia con Arnau Sarrá se prolonga y podría escribir varias carillas sobre lo aprendido en relación a esta interesante disciplina de raíces milenarias. Mas debo ceñirme al formato que hace rato dejé de lado con mis consultas personales. Incluso antes de irme recorro las distintas salas de la Casa SOMOS hasta adentrarme en el cuarto de meditación, tan acogedor, adictivo y desestresante.

  A la salida, ya me siento mejor…y me voy atesorando una frase muy cierta acuñada por mi personaje: “Hay algo que los kentianos tenemos en común. Da lo mismo si tienen quince, treinta o sesenta. Yo puedo recitarte La Plaza y tú el Break, Break, Break, son tradiciones que van quedando, sin importar la edad.

Si quieres contactarte con este ex alumno ingresa a su sitio web http://arnau-sarra.es.tl/  o envía un mail a arnausarra@gmail.com  .

 
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